julio 18, 2010

El Sueño del Esquimal #298, jueves 05 de agosto.



Ya no vamos de paseo, sólo nos encontramos siempre en la hebra, tocados por el deleite invisible de los zumbidos.







Esperado álbum debut de Dum Dum Girls, cuarteto de chicas de Los Angeles, California, liderado por Dee Dee una ex-bibliotecaria que dejó los libros por los escenarios, ahora junto a Jules, Bamby y Sandy entregan con actitud envidiable un disco de 11 canciones en 28 minutos, puro garage indie-pop, registro lo-fi y melodias azucaradas.
Música y amor para la rebeldía juvenil, quién no quebraría el cuerpo con los clásicos instantáneos de "It Only Takes One Night" y "Bhang Bhang, I'm A Burnout", son una turbina de pop inyectado y compacto entre los Ramones y The Jesus And Mary Chain (etapa "Psychocandy") con los afectos vocales de las Ronettes y Shangri-Las, el cristal retro que refleja la nueva ruta.
La producción del legendario Richard Gottehrer (Blondie, The Go-Go's, The Raveonettes) le ha quedado perfecta a "I Will Be", el encanto te lleva entre esas ondas de ruido blanco y los cantos de ninfa, "Jail La La" es uno de los primeros singles, harta distorsión animada en una canción que cuenta con un muy buen video que toma mucho de la estética post-punk y del indie noventero.
Destacan las participaciones de Nick Zinner (de Yeah Yeah Yeahs) en guitarras para la nueva versión de "Yours Alone", un single viejo que ya había aparecido en uno de sus CD-rs y la de Brandon Welchez (Crocodiles) en las voces para "Blank Girls" un tema super excitante que los hermanitos Reid amarían sin duda, dueto cariñoso con Dee Dee y Welchez un amigo entrañable que la empujó a tocar en sus comienzos, así de cercano y directo se presenta este registro lleno de dinamita y esplendor, Dum Dum Girls pasajeras de lujo de la nueva camada garage post-punk, entre Los Angeles y Brooklyn, hermandad ampliada para Vivian Girls, Best Coast, Blank Dogs, Crocodiles y The Mayfair Set, podrían convertirse en la 'novedad del año', pero quien sabe ya entre tanta brillantina.

Un disco para engullirlo de una sola mascada.


Raúl Cabrera Hidalgo.










O. CHILDREN
O. Children

deadly people, 2010

De las cenizas de Bono Must Die, desaparecida agrupación subterránea de Londres, que según se cuenta por ahí las presiones del 'sagrado' vocalista de U2 hicieron que estos chicos dejaran tan interesante nombre, para venir ahora como O. Children y presentarse con este torbellino en llamas de su disco debut, donde no dejan muñeco con cabeza.
Verdaderos hechizeros dentro del nuevo sonido post-punk, con su vocalista y compositor Tobias O'Kandi, dueño de una voz abismal a la manera de Stuart Staples o Nick Cave, traspasando emociones el tipo puede llegar al llanto como también al odio profundo en fases sonoras afiladas y con un poder que asombra para un debut, ya vienen 'benditos' y si la idea era volver a traer el hábito oscuro de Joy Division, The Chameleons y Bauhaus, tendremos que decir que O. Children llega mucho más allá que Block Party, Interpol y todos los otros, acá si se sienten los cortes.

La base rítmica es rotunda, a cargo siempre de Harry James en el bajo y Andi Sleath en los tambores, más las guitarras desconsoladas de Gauthier Ajarrista, todo el cuerpo entero se hace pesado a la primera, pero además cuentan con el empuje de un puñado de canciones contundentes y violentas, dale una pasada a "Malo" por ejemplo y otra vez nos encontramos en la vereda del asesinato, los Bad Seeds y Birthday Party intervenidos por un carruaje de teclados en la penumbra, vientos malditos que no cesan de ondear la bandera negra de la cruz invertida.
Y si lo que quieres es bailar en las sombras, se posesionan del cadáver de Killing Joke y PIL en "Dead Disco Dancer", temas de aspecto mortuorio que sin embargo suenan tan despiertos y lustrosos, es esa intensidad la que penetra cualquier apatía.
Son jóvenes y pudieron haber estado en otro tiempo, igual hubieran marcado con esa certeza cruda que traen sus canciones, sin vacilar van construyendo un disco que entra de lleno en el altar más oscurecido del rock hiriente y atormentado, O. Children no es solo un rebobinar de estilo, lo que ahora escuchamos son llamas que se expanden y quién sabe donde terminarán, si ya vienen "Smile" y la terrible "Ruins" (ver video más abajo), será O´Kandi señalando el peso del dolor o afilando el cuchillo.

Darklands forever.


Raúl Cabrera Hidalgo.











SUN KIL MOON
Admiral Fell Promises

caldo verde, 2010

Si todo el tiempo del mundo pasara y todo el viento corriera aún la voz de Mark Koselek permanecería allí intacta, no es posible que esta visión apartada de cantautor se perdiera por humanidades simples como un titubear o una desconcentración furtiva, hay elementos en la creación de este músico que creemos al final de todo prevalecerán, el gran observatorio acústico de San Francisco se abre nuevamente para volver a sentir ese paso limpio de guitarra y otra vez esa voz que viene de otro y ningún lugar, sólo permanece en sus discos y grabaciones, la mirada que se acerca al corazón y los sonidos que contemplan desde una ventana.

Desde la temporada de sus Red House Painters, Koselek ha sabido ver entre la niebla y extender puentes invisibles para que algún caminante solitario gire su cabeza ante estos susurros embellecidos y desnudos, más aún en esta otra aventura que hace algunos años viene empujando, Sun Kil Moon, cada vez más agazapado en su arte, la seguridad de la guitarra acústica y la voz, una sola conducta permanente y distante, hoy nos presenta su nuevo trabajo "Admirall Fell Promises" y no sabemos si rezar o agradecer por la paciencia, se toma todo el rato en transcribir un mundo moribundo que observa y traspasarlo en orfebres estructuras de guitarra que podrían acercarse a la música clásica por el detalle y la expansión melódica, no creo que él este muy interesado en el virtuosismo pero la gruta creativa que alienta es de tal hondura que pareciera ser una vertiente desconocida de tonalidades y movimientos sorpresivos, todos ellos diminutos y sigilosos como los del amante comprometido, 10 canciones en 1 hora de recorrido, no queda más que recogerse y tragar saliva, esto es bueno pero demasiado fuerte quizás, una expresión que logra traspasar cualquier cubierta con su delicadeza.
Incluso hace algunos años viene moldeando su propio sello discográfico para publicar sus trabajos y la de otros artistas del silencio, Caldo Verde Records es la plataforma, si compras este disco en la web del sello puedes conseguir el Ep "I'll Be There" como regalo, edición limitada con versiones de Sun Kil Moon para temas de Stereolab, Casiotone For The Painfully Alone y The Jackson 5.

Es Mark Koselek ahora adentro con nosotros y la hoguera.


Raúl Cabrera Hidalgo.











LA VAMPIRES meets ZOLA JESUS
LA Vampires meets Zola Jesus

not not fun, 2010


La escena witch house es, por ahora, tan minoritaria, marginal y endogámica que le va a resultar difícil incluso ser el hype de la temporada: su seguimiento se circunscribe a críticos con la antena por la rareza bien desplegada o a fans empedernidos de todo lo que suene vagamente a noise, ochentas, dance comatoso o cementerio, con lo que será difícil derribar por ahora las barreras del pop de consumo –está por ver si Salem dan el golpe definitivo–. Y, sin embargo, desde fuera de esta ebullición neo-synth con incursiones en la EBM y el industrial primitivo se tiene la impresión de que dentro de la escena se está cociendo una revolución sonora en marcha. No es así, de hecho: esta colisión entre estética gótica, beats lentos a la vez que obsesivos y procesos de la música improvisada en un contexto de manipulación analógica –algo así como la revisión de la música industrial más esotérica, tipo Coil, con actitud do it yourself básica al estilo “El Proyecto De La Bruja de Blair” y un gusto nada irónico por el italodisco o el house– tiene más interés por su substrato que por su substancia, sin por ello tener que implicar que la música no es interesante (tampoco seamos cerriles). La música tiene tela, por supuesto que sí, y la breve a la par que intensa carrera de Zola Jesus (alias de Nika Roza Danilova, voz operística, inclinación hacia el mal rollo, algo así como una discípula ambient de Diamanda Galás) resume con acierto el porqué y el cómo de esta escena a la que seguirle la pista implica adentrarse en el mercado de las cassettes, de los vinilos limitados y no precisamente asequibles –de éste se han prensado sólo 600 copias; en UK cuesta cerca de 14 libras, en Estados Unidos ronda los 20 dólares–, de los blogs y los foros recónditos. La gran baza que juega ahora mismo la escena witch house es su hermetismo, su convencimiento de que es sólo por y para iniciados, como una sociedad secreta o una secta. Se reclina en el misterio para aumentar su proyección.

Pero aunque sea magia negra la de artistas como Zola Jesus o su equiparable LA Vampires –alias de Amanda Brown, la líder de Pocahaunted en su versión menos funk y más en su papel no wave meets suicide girls–, toda magia tiene truco. Este truco, en concreto, es muy sencillo: en su caso el rastro de la música de baile es vago, pero el del ruido es intenso. Lo suyo consiste en amalgamar diferentes esencias avantgarde en un cóctel de sabor amargo a la vez que atractivo. Es un cóctel noir, con un trasfondo demoníaco o de la religión Wicca, pero con poco fondo maligno en realidad. Voces que emiten una sola letra –como entonando una liturgia a cámara lenta, con técnicas screwed & chopped del hip hop sureño, distorsionadas, acompañadas de sonidos rasposos de guitarras y sintetizadores cuyos timbres se confunden (“In The Desert”)–, atmósferas pesadas entre lo apacible y la perforación del tímpano, una textura borrosa, desfigurada, como de reflejo de una sombra en la superficie de un río en plena noche. Y ritmos mecánicos, como el rumor de una bestia reptante que se arrastra y se acerca (muy Lovecraft, sí). Si a Amanda Brown se le ha identificado vagamente con la escena hipnagógica por su trabajo en Pocahaunted, lo que busca en LA Vampires sería todo lo contrario: no una ensoñación romántica, sino la estilización de una pesadilla. Es cuando la realidad se confunde con el sueño y ese sueño acaba por ser aquel que te hace despertarte con sudores, quizá exclamando un grito. Un malestar transitorio, sin importancia. “LA Vampires meets Zola Jesus” puede resultar incómodo a la primera escucha, pero tras ir más al fondo se aprecia que no es tan fiero como lo pintan, que tiene el mismo efecto desasosegante –y finalmente inofensivo– que una entretenida película de terror.

No les mentiré si les digo que con discos como éste uno tiene el deseo irrefrenable de venirse la pierna abajo del terror. Juro por la bibliografía completa de Thomas Pynchon, que obra en mi poder, que deseaba poder temblar y refugiarme debajo de la cama con las varias escuchas de este mini-LP que muchos han señalado como el momento de despegue de algo grande (de la rama densa del witch house, o sea). Pero suena a una reactualización de Lydia Lunch (“Eulogy”), Rhys Chatham (véase “Vous”), Suicide (ídem con “Looking In”) y otras cosas subterráneas antiguas –Chris & Cosey, por ejemplo– pasadas por el tamiz moderno con una actitud joven desconectada de la tradición. No hay que olvidar que otra de las chicas del industrial hipster es Sasha Grey, la afamada actriz porno que se atreve con todo, la que va a substituir a Belladonna como la experimentadora más extrema en cuestión de sexo filmado –y que presume de cultura y lecturas, fan del existencialismo y de la nouvelle vague, del arte moderno y la música chirriante, musa de Steven Soderbergh, reina del ass to mouth, etc.–, la que lidera el proyecto Atelecine y ha estampado su nombre en raros lanzamientos de sellos importantes de la cosa como Coptic Cat o Pendu Sound e incluso en álbumes de Current 93–, y por tanto no hay que desestimar una cierta dosis de exhibicionismo snob y entretenimiento burgués en todo esta nigromancia con latidos dub y fina distorsión del chorro de violencia sonora de la improvisación pseudo-noise (resumida en “No No No” y la casi trip hop “Searching”). Todo eso es lo que está en LA Vampires y Zola Jesus, dos hypes para atenderlos con curiosidad, pero sin fervor. Están llamadas a hacer cosas notabilísimas, pero ese momento aún está por llegar.


Javier Blánquez (para Playgroundmag)











GHOST SOCIETY
The Back Of His Hands, Then The Palms

dead people's choice, 2010

Pocas veces había visto una portada tan horrible para un disco tan bello, el quinteto danés Ghost Society envuelve sus canciones con delicadas armonías vocales, por lo que podríamos situar su sonido muy cerca del arco multicolor y de pop refinado del sello sueco Labrador y sobretodo de The Legends por su gusto por el shoegaze, eso sí en este caso con un ojo puesto en los senderos oscuros de The Cure (teclados expansivos) y Piano Magic (por los increchendos turbulentos).
"Dark Moon" es el temazo del disco y para escuchar en la orilla...

(aporte Raúl)


Desde la misma tierra que nuestros queridos Raveonettes, ese frío y distante país como lo es Dinamarca, llega también el debut shoegazer de este 2010. Ghost Society se formó el año pasado, con la unión de Savery, Bichi, Lasse Herbst y Frederik. Se pusieron a trabajar juntos por ese deseo de volar entre sonidos que los lleven a una especie de delirio melancólico sumergidos en cosas abstractas.

El disco finalmente se editó en enero pasado por el sello A:larm, sólo para Dinamarca, pero gracias a las infinitas posibilidades de Internet es que lo podemos disfrutar en esta parte del mundo también. Titulado "The Back Of His Hands, Then The Palms" ya cosechó las mejores críticas que un álbum debut puede tener en los medios locales y algunos internacionales. Podrán ser los nuevos mimados pero detrás de tantas palabras se esconde un trabajo más que interesante, 43 minutos a puro guitarras ruidosas, synth-pop y letras oscuras, acompañadas por una voz acuosa que funciona como una pincelada de colores suaves entre tanto blanco y negro. Atmósferas y sonidos que recuerdan a Slowdive o a las mejores épocas de My Bloody Valentine. Si sos de los que buscan soundtracks para esos sueños en los que uno vuela alto, estos daneses no te van a defraudar.


indiehoy.blogspot.com









Y esta semana en "Caminado Por La Costa" junto al Señor Milesi :





BENOIT PIOULARD
Lasted

kranky, 2010

Benoit Pioulard es un joven y talentoso músico proveniente de los EEUU en la localidad de Michigan, su verdadero nombre es Thomas Meluch. Comenzó grabando su primer disco a la edad de 17 años, luego le sucedieron tres discos más que pasaron un tanto desapercibidos, hasta que llegó ese increíble álbum llamado "Précis" de 2006 y luego el exquisito "Temper" de 2008, su estilo musical gira en torno al ambient, folk, electrónica y dream pop.
Y este año ha editado un muy buen trabajo llamado "Lasted" por etiqueta Kranky, alcanzando incluso las expectativas de puntuación y críticas, el album saldrá oficialmente el 11 de octubre del presente año, pero ya está en El Sueño del Esquimal, sin duda un gran acierto de este chico norteamericano de tan solo 25 años de edad.


Franco Milesi.









ME YOU US THEM
Post-Data

triple down records, 2010

Me You Us Them es otra banda proveniente de EEUU, específicamente de la localidad de Brooklyn (vaya antro), influenciados por el indie de algunas décadas pasadas, entre los que podemos citar a Fugazi, My Bloody Valentine, Sebadoh o los primeros Boo Radleys, lo claro está que en este su disco debut llamado "Post-Data" hay y existe frescura melódica con ritmos totalmente avasalladores, de ellos no encontramos mucha información pero estamos claros que estos chicos darán que hablar más temprano que tarde, eso se los puedo asegurar.


Franco Milesi.










El Sueño del Esquimal se transmite todos los jueves desde las 21 hrs. por Radio Placeres 87.7 fm para Valparaíso y sus alrededores, on-line para todo el planeta en radioplaceres.cl








Y a preparar la mente y las orejas para:

















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